Al llegar a Madrid una de las cosas que más me sorprendió es el otoño, yo lo había visto en las películas, en cole aprendemos las estaciones y las hojas caían de los árboles, pero en Canarias poquito de esto…Me maravillaba la estampa de las calles llenas de hojas por el suelo y con ella los productos de temporada, las castañas, los caquis y las setas, muchas setas, jamás había oído hablar de los níscalos hasta que llegue Madrid.

El níscalo o robellón es un hongo muy apreciado y de sabor intenso que se recolecta en otoño, solo tienes que conocer un poco y cogerlos del bosque. Me traslada quizás a otros tiempos en que las guerras o las hambrunas hacían sus estragos, supongo que en muchas familias patatas y níscalos quitaron el hambre y el frío incontables veces, que le vamos a hacer en Canarias cogerían lapas y aquí pues níscalos.

Ingredientes:

• 250 gramos de níscalos
• 3 patatas
• 1/2 vaso de vino blanco
• 1 cebolla
• 2 dientes de ajo
• 1 cucharadita de pimentón dulce
• 2 cucharaditas de pulpa de pimiento choricero
• 2 hojas de laurel
• aceite de oliva
• sal
• perejil fresco picado

Elaboración: 

Lavamos, pelamos y troceamos la cebolla, los ajos, las patatas y los níscalos.

Los níscalos los limpiamos quitando los tallos y los cortamos en 4 trozos.

En una cazuela a fuego medio – alto añade un chorrito de aceite de oliva. Agrega la cebolla, el ajo y una pizca de sal. Remueve y deja rehogar un par de minutos. Después, añade las patatas troceadas y los níscalos limpios. Mezcla todo y dejalo 3 minutos más. 

Añade el resto de ingredientes: el vino blanco, la pulpa de pimiento choricero, el pimentón y las hojas de laurel. Remueve todo y deja que se cocine un par de minutos para que se evapore el alcohol.

Después lo cubrimos de agua y lo dejamos cocer durante 20 minutos a fuego suave, hasta que las patatas y los níscalos estén tiernos.

Lo servimos y echamos por encima un poco de perejil picado.

Suena: Michael Jackson – Don’t stop till to get  enough.